A través de las peripecias de un niño y su perro el lector puede descubrir la historia de la geometría y sus aplicaciones de una forma sencilla y amena. La autora hace un esfuerzo didáctico interesante a través de un discurso cercano y muchas ilustraciones para acercar los conceptos complejos de la geometría a los lectores entre 8 y 10 años. Con todo, nada sencillo.