Lawrence y su madre viven nuevas aventuras con los Piratas, sus peculiares vecinos. En especial cuando la abuela Abigail celebra su ochenta y cuatro cumpleaños y, de repente, enloquece pensando que le han pasado la Mano Negra, que, como todos los piratas saben, representa la condena a muerte. O también cuando aparece la feroz pirata Molly Blood, que intenta llevarse a su hija a Lambkin con la total oposición de su padre Roger. O cuando llega la Navidad y Lambkin quiere participar en la obra de teatro del colegio, algo que la familia Pirata considera extraño e impropio de su condición. Los vecinos del barrio están confundidos; nunca la calle les ha parecido tan animada o tan peligrosa.